sábado, 8 de abril de 2017

Medea

basada en la obra de Séneca. Versión y dirección: Andrés Lima.
producción: Teatro de la Ciudad
interpretada por Aitana Sánchez-Gijón.

8 de abril de 2017. Centro Niemeyer (Club), Avilés. 70’ aprox. Ciclo Off-Niemeyer.

Tras haberlo hecho todo por él, la boda de Jasón con la hija de Creonte desata la rabia de Medea y el deseo de causarle el mayor daño imaginable. El del asesinato de los dos hijos que tuvieron.

Aitana Sánchez-Gijón sale al escenario y nos agradece que hayamos venido esta noche a verla. Nos habla de su relación con este personaje tras el montaje que Andrés Lima hizo para el Teatro de la Ciudad que se representó en La Abadía hace dos años. Antes de sentarse en una silla para leer partes del texto nos cuenta la historia de Jasón y Medea. Así nos introduce en este drama del que nos anuncia una lectura que luego apenas lo será. Porque enseguida Aitana Sánchez-Gijón se convierte de nuevo en una Medea sobrecogedora que habla, grita y siente en un monólogo extraordinario en el que solo vemos a la actriz en los pocos momentos en que se sienta en su silla y vuelve a leer. Porque la mayor parte del tiempo quien está ante nosotros es Medea. Una Medea desquiciada y radical con la que se cierra de manera deslumbrante este triángulo de personajes femeninos arquetípicos (Nawall, Electra y ahora Medea) magníficamente encarnados por cuatro actrices soberbias (Nuria Espert, Laia Marull, Cristina Lorenzo y ahora Aitana Sánchez-Gijón) que nos han dado estos días lecciones de teatro superlativo en Avilés. Leyendo esta semana la traducción que Unamuno hizo de la Medea de Séneca para aquel estreno de Margarita Xirgu del teatro romano de Mérida, pensaba en lo que debieron sentir aquellos espectadores que en una tarde de junio de 1933 se supieron reiniciadores de aquel teatro salvado de las ruinas (las de las piedras y las de las palabras). Ahora pienso en la suerte que tenemos nosotros pudiendo disfrutar de versiones quintaesenciadas de los clásicos como la de esta noche íntima en el Niemeyer y de versiones grandiosas como las de tantas noches mágicas en el teatro romano de Mérida. Experiencias magníficas  que ni siquiera podrían soñar los espectadores de hace dos milenios o los de los años treinta. Gracias Aitana. Por ser Medea esta noche en Avilés.