viernes, 17 de marzo de 2017

Los universos paralelos

de David Lindsay-Abaire. Dirección: David Serrano.
producción: Producciones Teatrales Contemporáneas.
con Malena Alterio, Daniel Grao, Carmen Balagué, Belén Cuesta e Itzan Escamilla.

17 de marzo de 2017. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 105’ aprox. Estreno absoluto.


Ya hace meses que Patricia y Alberto perdieron a su pequeño. Siguen juntos pero cada uno sufre a su manera. La madre de Patricia y su hermana están muy cerca de ellos. La madre también perdió a un hijo y la hermana tendrá pronto el suyo. El chico que conducía el coche que atropelló al niño se ha puesto en contacto con ellos porque ha escrito un relato que querría dedicarle. Se titula Los universos paralelos.

¿Ha sido un estreno lo que hemos visto esta noche? ¿No llevan estos actores meses de rodaje y de éxito con esta obra? Así parece (y se merece) esta magnífica historia de David Lindsay-Abaire sobre una familia y varios duelos que ha tenido esta noche un estreno memorable en el Palacio Valdés. Admirablemente dirigida y adaptada por David Serrano (parece imposible que ese texto ajustadísimo e impecable no haya sido escrito originalmente en español) e interpretada con un afinamiento impresionante por estos cinco actores que están simplemente perfectos, Los universos paralelos es un hermoso y emocionante duelo de duelos sobre las tablas. Duelo interpretativo del que todos los actores salen victoriosos. Pero también duelos de unos personajes que uno siente bien cercanos y que enfrentan su dolor de la única forma en que es posible tras la más insoportable de las tragedias: en la radical soledad que depara cualquier compañía. El duelo de una madre es diferente al de la otra. También al del padre. Y al de ese chico que quiere atenuar el suyo sintiéndose de algún modo culpable. Hasta los ladridos del perro parecen ser también una expresión de duelo. Solo esa hermana, adorablemente inconsciente, que pronto será madre parece escapar al dolor. Quizá porque David Lindsay-Abaire ha querido ofrecernos con ella un poco de esperanza. Como la que se advierte en esa conversación final entre Patricia y Alberto que sintetiza maravillosamente el perfecto equilibrio entre emoción e ironía que preside esta elegante obra que solo es sencilla en apariencia. Un texto magnífico, una adaptación perfecta, unas interpretaciones sobresalientes y una puesta en escena impecable (qué buena idea la de las transiciones encabalgadas, qué oportuno vacío el de esa habitación infantil que está tan presente en la parte superior del escenario y a la que casi nunca suben los personajes) auguran el mayor de los éxitos para Los universos paralelos. Una historia muy hermosa en la que la lágrima y la sonrisa también se han batido en duelo en el rostro del espectador. Una obra que aún hemos disfrutado más sabiendo que este armonioso universo escénico era, sorprendentemente, el de un estreno.