viernes, 27 de enero de 2017

Stand by (La travesía)

de Eladio de Pablo. Dirección: Pablo S. Garnacho.
Producciones Quiquilimón.
con Jesús Gago, Sheila Montes  y Manu Lobo.

27 de enero de 2017. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 90 aprox. Ciclo "Hecho en Asturias". Estreno absoluto


Un inmigrante es contratado por un español. De vigilante en un almacén. Allí enamora a Alicia, la hija del español. Se habla de lo que es y lo que les importa España. Desde dentro y desde fuera. Y también de la familia. Y de una madre que vive internada y ausente.

España. Inmigración. Familia. Amor. Paternidad. De esas cosas trata esta obra en la que tres actores y un músico van hilvanando conversaciones bilaterales con canciones bien traídas. La puesta en escena es sencilla pero impecable. Como las interpretaciones de los tres actores que hablan entre ellos pero miran al público. Stand by no es un musical. Ni un drama familiar. Ni un conjunto de soliloquios reflexivos. Aunque tiene algo de todo eso.

sábado, 21 de enero de 2017

Panorama desde el puente

de Arthur Miller. Dirección: Georges Lavaudant.
una coproducción de Teatre Romea y LG Téâtre.
con Eduard Fernández, Francesc Albiol, Mercè Pons, Marina Salas, Bernat Quintana, Pep Ambrós, Rafa Cruz y Sergi Vallès.
 
21 de enero de 2017. Teatro Jovellanos, Gijón. 105’ aprox.


Eddie Carbone vive en Brooklyn con Beatrice, su mujer, y con Catherine, la sobrina de ella. Él es un estibador que tiene una relación muy especial con su protegida. El encargo de cuidarla que recibió de la hermana de su mujer antes de que falleciera le sirve de coartada para no darse cuenta de que el singular cariño que siente por Catherine le impide aceptar que ha crecido y merece tener su propia vida. Eso desencadenará el drama cuando llegan a su casa dos jóvenes inmigrantes ilegales que vienen desde Italia. Uno de ellos tendrá una relación especial con Catherine. Y eso Eddie no lo soporta.

La puesta en escena es rotunda con una iluminación cuidada y abundantes proyecciones en blanco y negro que subrayan la atmósfera de gran tragedia con que se representa la obra. Los actores están a la altura del tremendismo de la historia de Arthur Miller. Especialmente Eduard Fernández que tiene el papel protagonista con un personaje fuerte y torturado al que sabe dar siempre el tono justo para transmitir el drama de ese hombre que no quiere reconocer lo que siente. Sin embargo, la historia me resulta obvia y ya sabida. Es un tipo de teatro que pudo ser muy intenso en otro tiempo pero que no aporta mucho ahora. Sobre todo porque, a diferencia de los verdaderos clásicos, tampoco encuentro en el texto de Arthur Miller destellos que me sorprendan. Desde luego no lo son la forma en que se acerca al tema de la inmigración o a los sentimientos incestuosos.

viernes, 20 de enero de 2017

El plan

texto y dirección: Ignasi Vidal.
Uroboro Producción
con Chema del Barco, Javier Navares y Manuel Baqueiro.

20 de enero de 2017. Centro Niemeyer (Club), Avilés. 95’ aprox. Ciclo Off-Niemeyer.


Tres amigos en paro han quedado en casa de uno de ellos para hacer algo que tenían planeado. El tercero se demora y mientras lo esperan van pegando la hebra los dos primeros. La conversación es cotidiana e intrascendente, pero con ella vamos sabiendo de sus problemas. Cuando llega el que faltaba siguen sin salir de casa porque el plan que tenían previsto se ha complicado y tienen que esperar a que los recoja un cuarto amigo. La conversación banal de ese tiempo muerto revela cosas inesperadas. Y trágicas.

¿Qué ha hecho mejor Ignasi Vidal? ¿El texto o la dirección de la obra? ¿Cuál de las dos cosas es más importante para lograr ese tono de radical hiperrealismo masculino que tiene El plan? No es posible responder a estas preguntas cuando tanto el texto como la puesta en escena son superlativas. Las conversaciones de estos tres tipos, primos hermanos de los de Los lunes al sol, son un prodigio de naturalidad y gracia. Y es que esta magnífica obra no podía haber tenido mejores intérpretes. Pero tampoco entre ellos es posible distinguir calidades cuando los tres están simplemente soberbios. El tono divertido de la obra, casi de comedia naturalista pero nunca de resortes, se corta en seco con ese final que, tras la sonrisa continua  que llevamos en la cara durante hora y media, hace que casi se oiga el silencio en este club teatral cuando descubrimos esa tragedia reciente que da un nuevo significado a todo lo que hemos visto. Un final dramático y atrevido que resulta perfecto para un obra que aparenta ser sencilla y ligera, pero que es teatro mayúsculo. Así que, agotando otra vez las localidades de la sala, se ha vuelto a demostrar que por el off del Niemeyer está pasando un teatro impagable. Ese que, en formato contenido y calidad desmesurada, es cada vez más frecuente en España.

viernes, 13 de enero de 2017

Invencible

de Torben Betts. Dirección: Daniel Veronese.
Trasgo Producciones.
con Maribel Verdú, Pilar Castro, Jorge Bosch y Jorge Calvo.

13 de enero de 2017. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 95’ aprox.


Una pareja de clase media alta deja Madrid y se va a vivir a una zona de clase media baja. Quieren integrarse en el nuevo entorno, así que entablan relación con un matrimonio vecino formado por un tipo orondo y cervecero apasionado por el fútbol, el ejército español y Chiquito de la Calzada, y por una mujer de bandera que no habla mucho pero dice las cosas claras. Todo eso es demasiado para el progresismo de la recién llegada y la libido de su marido. Así que la desaparición del gato Invencible motivará algunos malentendidos entre estas parejas a las que vemos en modo comedia y también en modo drama.

Tras ¿Quién teme a Virginia Wolf? y Bajo terapia Daniel Veronese sigue aprovechando su notable capacidad para generar risas y aplausos a partir de confrontaciones matrimoniales. Esta vez ha contado con cuatro actores que están estupendos en una obra cuyo planteamiento podría haber dado tanto juego como el de Un dios salvaje de Yasmina Reza. Sin embargo, ni las buenas interpretaciones del cuarteto ni la eficaz puesta en escena de Veronese consiguen ponerla a salvo de los defectos del texto. Torben Betts hace trampas, conjuga mal la comedia con el drama y muestra unas querencias bastante conservadoras. Estas afectan especialmente al personaje que interpreta Maribel Verdú, al que Betts parece detestar presentándolo como una progre histérica que no se entera de mucho y que, a pesar de sus discursos liberales, tiene en su condición de madre culpable la clave que explica su conducta disonante. Por lo demás, los desequilibrios de la historia también afectan a los abruptos saltos de la comedia al drama. Muy eficaces para que el público pase rápidamente de la risa al silencio, pero basados en algo tan discutible como obviar por completo el drama del hijo muerto hasta la mitad de la obra y explicar a partir de él la conducta de ese personaje femenino tan maltratado por Betts. Ese terrible drama familiar contrasta excesivamente con la comedia ligera que es mayormente Invencible. Por lo demás, Betts manipula (y reconforta) al público (burgués) presentándole como ajenos, pero muy entrañables, a los dos personajes vulgares y haciendo que se identifique con ese marido que tiene que soportar a la progre pero que finalmente decidirá que la familia regrese a La Moraleja (que también lo es de la obra). Así, esos tres personajes (y el público) se reconocen muy distintos de esa mujer que resulta trágicamente ridícula. Tanto que, aunque Torben Betts no nos lo diga, en su país ella votaría laborista y aquí seguramente a Podemos.