sábado, 16 de abril de 2016

El minuto del payaso

de José Ramón Fernández. Dirección: Fernando Soto.
Producción: Teatro El Zurdo.
con Luis Bermejo.

16 de abril de 2016. Centro Niemeyer (Club), Avilés. 80’ aprox. Ciclo Off-Niemeyer.


Durante un festival circense un payaso espera en el foso la salida al escenario. Allí va preparando su voz, sus gestos y su vestuario para el minuto que tendrá arriba. Mientras tanto piensa, habla y desvaría. Y lo hace como si hubiera un público al que contarle sus cosas, al que hacer reír con sus reflexiones y con el que meterse mucho. 

Este magnifico club teatral del Niemeyer también está debajo de un gran escenario. Y justo este fin de semana habrá en él un espectáculo que debe dar mucha risa. Así que el tiempo y el espacio se han confabulado para que la función subterránea y surrealista de este payaso tenga más sentido que nunca. Reconozco que la temprana risa floja de buena parte del público me ha distanciado al principio. Quizá porque sentía que arrastraba al actor a modular en clave hilarante lo que a todas luces es mucho más que una actuación del club de la comedia. Encontraba muy sugerentes la gestualidad y las palabras absurdas de este payaso desquiciado, pero no me hacía gracia tomarme a risa el asunto. Sin embargo, poco a poco he ido entrando en su propuesta excesiva, en esa forma improvisada de interactuar con un público que parecía formar parte de su locura. En un club como este siempre es fácil borrar la cuarta pared. Pero lo más genial de este payaso es que también ha conseguido hacer de cristal otra, la del techo de una función que interpela a un público partido de risa sobre la distancia que hay entre la vida y lo que ocurre en cualquier escenario. No sé cuánto hará reír y cuánto dará que pensar Goyo Jimenez en el escenario de arriba. Pero estoy seguro de que no será más de lo que ha conseguido Luis Bermejo aquí abajo. Él ha sido esta noche un actor extraordinario que me ha sorprendido en este registro de histrión hilarante después de verlo en papeles cinematográficos tan contenidos como el de aquel padre bondadoso de Magical Girl o en el de ese cirujano plástico enamorado que veíamos esta misma semana en Kiki, el amor se hace.