sábado, 30 de agosto de 2014

El largo viaje del día hacia la noche

de Eugene O'Neill. Versión de Borja Ortiz de Gondra. Dirección: Juan José Afonso. 
produce: Grupo Marquina.
con Mario Gas, Vicky Peña, Alberto Iglesias, Juan Díaz  y Mamen Camacho.

30 de agosto de 2014. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 150’ aprox. (con descanso). Estreno absoluto
.

Una jornada familiar en una casa de verano. Dos hijos que detestan a su padre. Una madre que busca alivio en las drogas. La niebla y la sirena del faro han hecho difícil la noche. El día lo será más para estos cuatro personajes unidos por los recelos.

Dos horas y media para resumir un día. Y cuatro vidas. La de un hombre hecho a si mismo que no deja espacio para los suyos. Las de unos hijos que no han sabido dejar de serlo. Y la de una madre en la que nadie confía. Aquí la droga es femenina, solitaria y destructiva. El alcohol no. Con él se construyen complicidades masculinas que hacen soportable el rencor. Lo autobiográfico domina una historia que es más de atmósferas y relaciones que de sucesos.  Mario Gas y Vicky Peña regresan a Avilés (él estuvo aquí en junio con Julio César, ella en diciembre con El diccionario) para estrenar esta obra que, con una puesta en escena sobria, da todo el protagonismo al texto y a los actores. O mejor dicho a la actriz principal. Porque, aunque la presencia y la voz de Mario Gas encarnan con solvencia a ese padre egocéntrico y Alberto Iglesias y Juan Díaz están bien como hijos atormentados, es (otra vez) Vicky Peña la que destaca especialmente. Tanto que a su lado parecen secundarios todos los demás. Con este nuevo estreno se cierran las jornadas teatrales del agosto avilesino. Igual que Jugadores, seguramente El largo viaje  dará que hablar en Madrid.

jueves, 28 de agosto de 2014

Tarde te amé. Confesiones de San Agustín

un espectáculo de Juan Carlos Pérez de la Fuente sobre textos de San Agustín.
Pérez de la Fuente Producciones.
con Ramón Barea y Alberto Guio (saxo).

28 de agosto de 2014. Iglesia de Santo Tomás de Cantorbery, Avilés. 60’ aprox.


Un joven avanza por el pasillo mientras prepara su saxofón. Le sigue un hombre maduro que busca algo con la luz de una linterna. Y parece hallarlo en las hojas sueltas que va encontrando mientras deambula por un escenario lleno de cajas de cartón. Muchas ponen "Muy Fragil", "Muy Resistente". Como la fe.

Una iglesia del siglo XIII de una ciudad a la que los azares en América depararon como patrono al santo más importante de África. Es el escenario perfecto para un espectáculo singular en el día de San Agustín. Ramón Barea está inmenso en esas lecturas poderosas entre las que transita con una gestualidad que nos seguiría cautivando aunque hablara en otra lengua. El saxo de Alberto Guio llena el espacio subrayando y acompañando las cuitas del hijo de Santa Mónica. Pero su interpretación no es solo musical. Con Ramón Barea tiene una complicidad asombrosa que hace que no parezcan solipsistas los soliloquios del filósofo. La selección de los textos incluye pasajes conmovedores de los libros X y XI de las Confesiones. También algunas rimas de nuestros clásicos. Así que Juan Carlos Pérez de la Fuente y Ramón Barea han encontrado el justo medio perfecto para que la voz narrativa de este imponente barbudo sea, por momentos, la de aquel padre de la Iglesia que sabía que en el interior del hombre habita la verdad. Pero también la de un viajero o explorador que, desde otro tiempo, emprendiera tenazmente esa búsqueda interior. No es seguramente un espectáculo apto para todos los públicos. Pero sí para quienes disfrutan presenciando un diálogo perfecto entre la música, el gesto, la palabra y la luz.

viernes, 22 de agosto de 2014

Jugadores

escrita y dirigida por Pau Miró.
Producciones Teatrales Contemporáneas.
con Jesús Castejón, Luis Bermejo, Ginés García Millán y Miguel Rellán.

22 de agosto de 2014. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 80’ aprox. Estreno absoluto.


Cuatro hombres maduros se encuentran de vez en cuando para jugar a las cartas. Uno es un peluquero que está a punto de perder su empleo. Y a su mujer. Otro es un enterrador enamorado de una prostituta ucraniana que le cuenta bellas historias. Y que no soporta la idea de que también se las cuente a otros. El tercero es un actor en paro al que le gusta la emoción de quedarse en blanco en el escenario. Y la de robar en los supermercados. El cuarto es un profesor de matemáticas al que asedian los recuerdos de su padre. Y que le abrió la cabeza a uno de sus alumnos. La cocina de la casa del profesor es el lugar de unos encuentros en los que no les vemos jugar a las cartas. Pero sí compartir sus fracasos. Y buscar entre los cuatro un golpe de suerte.

Lo mejor de ver jugar a cuatro amigos a las cartas son los comentarios entre partida y partida. Los reproches por ser osados o cobardes. Las burlas por las oportunidades perdidas. Los faroles sobre la buena mano que entrará en la próxima. De eso va esta historia, del compadreo entre cuatro pobres hombres a los que se les da mal el juego de la vida. Pau Miró compone un texto equilibrado y sencillo en el que tienen tanto interés los fascinantes monólogos de cada personaje como los gestos y reacciones de los otros tres. El tono es el de una comedia reflexiva. O el de una reflexión irónica sobre las crisis masculinas de la edad tardía. Crisis existenciales de las que no se pretende sacar lecciones ni hacer tesis. Solo magnífico teatro con cuatro personajes bien perfilados por estos cuatro actores que juegan una partida teatral en la que, como en la propia historia, todos ganan. Hay también equilibrio entre esos otros personajes que no vemos pero que se hacen tan interesantes: la prostituta que cuenta historias de Ucrania, el padre (¿padrone?) cuyas cenizas están en una urna de oro, la mujer que dejará al peluquero cuando sepa que ya no lo es, ese Dean Martin que significó tanto para el actor que no soporta el teatro... Jugadores tiene un texto grande con apariencia modesta. Una puesta en escena sobria pero impecable definiendo ambientes y transiciones. Y unas interpretaciones tan bien armonizadas que no parecen las de un estreno. Es una obra deliciosa que se hace muy corta. Como las mejores partidas de cartas.

jueves, 14 de agosto de 2014

Coriolano

de William Shakespeare. Versión: Fermín Cabal. Dirección: Eugenio Amaya.
producción: Festival de Mérida y Arán Dramática
con Elías González, María Luisa Borruel, Quino Díez, Pablo Bigeriego, Pedro Montero, Francis Lucas, Elena Sánchez, Francisco Blanco, Cándido Gómez, Francisco Nieto, Beli Cienfuegos, Juan Duarte y Javier Rosado.
 
14 de agosto de 2014. Teatro Romano. 60º Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida. 120’ aprox.

Son los primeros tiempos de la República. Entre los pobres hay una rebelión en marcha. Cayo Marcio los desprecia y se lo dice con dureza. La victoria contra los volscos en Corioles le hace merecer el sobrenombre de Coriolano. Sus amigos quieren nombrarle cónsul pero para conseguirlo tendrá que contar con el voto de los pobres. Y pedírselo humildemente. Sin embargo, el orgullo convierte su ruego en diatriba y acaba desterrado. Lleno de odio se une a Aufidio, el general de los volscos, y lucha contra Roma. Durante el asedio sus amigos le suplican el perdón. Solo el discurso de su madre conseguirá convencerle.

Medio centenar de romanos ocupan el escenario. Catorce son actores. Los demás son miembros de la asociación cultural Emerita Antiqua que hacen de ciudadanos o soldados, y no parecen figurantes. La puesta en escena es sobria y elegante. Solo arena roja en el suelo, una escalera bien integrada y una iluminación oportuna. Teatro sin aditamentos en el escenario más clásico. Sin alardes escenográficos Eugenio Amaya le saca un gran partido a este descomunal espacio. Y mantiene nuestro interés con unos actores notables. Elías González transmite bien la acritud del Coriolano. Quino Díez impresiona desde su primera aparición en el papel de Menenio. Son dos horas de historia shakespeariana que atrapa con esta adaptación en la que la claridad y el ritmo son las mayores virtudes. Pero no la fidelidad. No reprocho licencias irónicas como la de incluir la destilación de la "cervisia" entre las aficiones de Menenio (en Extremadura están poniéndose de moda las cervezas artesanales de la tierra -algunas muy buenas, por cierto- y la compañía es de aquí). Pero sí incluir personajes o situaciones que no están en el texto. Y especialmente esa querencia por actualizar los temas hasta extremos como el discurso en el que ese Apio Claudio (?) explica la relación entre Roma y la riqueza de los patricios como si estuviera hablando del rescate de Bankia. Es verdad que la adaptación de Fermín Cabal solo cae en ese defecto en ese momento y cuando alarga la escena inicial de la rebelión (por lo demás, un trabajo coral notable). Pero a cambio nos priva de algunos pasajes que revelan mucho mejor la intemporalidad de Shakespeare. Coriolano nos presenta el imaginario del elitismo reaccionario. Pero también nos advierte contra el populismo y las derivas demagógicas que puede comportar su contrario. Un dilema que hace de esta historia de romanos un drama mucho más interesante. Y esta noche en Mérida casi lo ha sido.

viernes, 8 de agosto de 2014

Barrocamiento

dramaturgia y dirección: Fernando Sansegundo.
SioSi Teatro.
con Alicia Lobo, Rocío Marín y Zaloa Zamarreño.

8 de agosto de 2014. Conventual de San Benito, Alcántara. 30º Festival de Teatro Clásico. 95’ aprox.


María de Zayas y Sotomayor, sor Juana Inés de la Cruz y Feliciana Enríquez de Guzmán. Tres autoras del Siglo de Oro cuyos espectros se encuentran en un teatro. Allí van rememorando episodios de sus vidas y fragmentos de sus obras.

A nuestra espalda la luna llena. Frente a nosotros tres actrices encarnando a tres autoras españolas del siglo XVII delante de una hermosa galería porticada del XVI. La propuesta de Fernando Sansegundo a la altura de este contexto inmejorable. Perfectas las costuras entre las voces narrativas de los personajes y sus textos. Oportunos los momentos desenfadados en que se intercalan imágenes de esa imaginaria compañía de teatro que las estaría recuperando. Es muy difícil destacar a una de las actrices cuando las tres han estado soberbias. Casi más que las tres. Porque con sorprendentes impostaciones de voz y leves cambios de gesto (apenas la mano que oculta la boca) llevan también al escenario a otros muchos personajes. Es magnífico teatro en femenino (y feminista) que va mucho más allá de una edificante reivindicación de vidas y obras. Un hallazgo haber ubicado a los tres espectros en esa suerte de purgatorio intemporal que podría ser un teatro. Pero hoy lo bueno no ha sido solo este sobresaliente Barrocamiento. En Alcántara hay ambiente de teatro: la exposición de fotografía que conmemora los treinta años, la magnífica visita guiada a San Benito esta tarde, el taller de teatro en su iglesia, las compañías de cómicos en las calles... Y al acabar el Barrocamiento, a la vuelta de la iglesia, unas sillas esperan en la plaza de Argel a quienes quieren seguir trasnochando. Frente a ellas El Bululú de Don Cosme, una deliciosa experiencia participativa en la que un desenvuelto cómico de la legua representa diferentes personajes (ciego, inquisidor, ramera, soldado de Flandes...) con un público más que colaborador. Así que el regreso al hotel (la estupenda hospedería Conventual de Alcántara) después de las dos. Volveremos.

viernes, 1 de agosto de 2014

Conversaciones con mamá

de Santiago Carlos Oves. Adaptación: Jordi Galcerán. Dirección: Juan Echanove.
Pentación espectáculos.
con María Galiana y Juan Echanove.

1 de agosto de 2014. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 95’ aprox.



La madre de Jaime vive sola y feliz. Él está casado y tiene dos hijos. También tiene un cuatro por cuatro y una gran hipoteca. Y acaba de quedarse sin trabajo. Por eso quiere convencerla de que venda la casa. Pero será ella la que le haga ver qué es lo importante en la vida.

Una comedia tierna. Lo que anuncia la imagen del cartel. La previsibilidad de los diálogos y lo poco verosímil de algunas situaciones (la forma en que él le plantea la venta de la casa, la manera en que ella le habla de su relación con Gregorio...) es lo peor de una obra que tiene sus mejores momentos en esa parte final en que se funden las escenas de la espera para la boda y el funeral. Pero la química entre Juan Echanove y María Galiana hace que sus conversaciones fluyan muy por encima del texto que interpretan.